ANSIEDAD
La ansiedad generalmente viene acompañada del miedo, y es una respuesta anticipatoria a una amenaza futura real o imaginaria. Se puede sentir cuando nuestra paz interior o exterior se ve perturbada por situaciones estresantes, ya sean repentinas o sostenidas en el tiempo.
Un cierto grado de estrés con confianza y seguridad para desarrollar la función que se necesita es productiva y favorece el rendimiento.
De la capacidad de resistencia al estrés y/o a las situaciones adversas que cada persona dispone, dependerán los síntomas y su gravedad, que pueden ser muy ligeros o pueden afectar profundamente a las emociones y al cuerpo generando trastornos.
Si nos pasa desapercibida la causa o no hallamos solución al problema, la ansiedad puede ir creciendo alcanzando consecuencias dramáticas…
Podemos prevenir cuando identificamos el “dolor emocional” y síntomas con sufrimiento producido por las situaciones, experiencias o circunstancias penosas. La forma de abordarlo es entender el por qué y el cómo los acontecimientos sobrepasan el límite de tolerancia al estrés de la persona que lo padece, ayudando a encontrar sus resortes y recursos.
La ansiedad se puede ir generando en la persona adolescente o adulta de muy diferentes maneras, respondiendo a experiencias de miedo con inquietud o desorientación, con alteración del estado de ánimo, con alteraciones intestinales, puede modificar nuestro humor habitual, afectar al sueño, al apetito…, a nuestras relaciones.
Si la persona no la puede controlar, puede sentirse desbordada e iniciar trastornos.